miércoles, 5 de diciembre de 2018

Cara y Sello. Entrevista a los músicos Roberto Milanés y Juan Jacobo Restrepo.


 Cara y Sello


Una orquesta sinfónica es una agrupación musical de gran tamaño que cuenta con varias familias de instrumentos, como el viento madera, viento metal, percusión y cuerdas. Entre ellos existe una gran variedad de formas, colores y sobre todo tamaños, desde el gran contrabajo al pequeño triángulo.


Aunque en la música sinfónica se interpretan instrumentos de gran tamaño, como por ejemplo el arpa, la tuba o el piano, aunque este último se utiliza más como instrumento solista, hay un instrumento que llega a ser el más grande instrumento tradicional de la orquesta y este es… el contrabajo.


Pero en la otra esquina se encuentra el triángulo, quizás uno de los instrumentos más pequeños junto a las castañuelas, que también hacen parte de la percusión, el más pequeño que posee una orquesta sinfónica.

Foto: Archivo OSNC/María Alejandra León

Es por ello que la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia entrevistó a los músicos Roberto Milanés, intérprete de contrabajo y a Juan Jacobo Restrepo, intérprete de la percusión de la famosa Orquesta Nacional.


Aquí conoceremos las dos caras de la moneda a través de sus visiones y experiencias.


Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia: ¿Qué lo motivó a ser percusionista?

Juan Jacobo Restrepo: Fue por un concierto; hace más o menos unos 15 o 16 años de uno de los primeros percusionistas profesionales que hubo en Cali, se llama Christian Martínez.

El dio un concierto pagando su beca Carolina Damas, en la Universidad del Valle y desde que vi esos instrumentos quedé matado, pues impresionado con las posibilidades. Par de años después empecé la cátedra en el Conservatorio de Cali y pues ahí arranqué.

OSNC: ¿Qué lo motivó a ser contrabajista?

Roberto Milanés: Bueno, realmente el contrabajo fue una casualidad como instrumento, yo estaba buscando tocar trombón o bajo. En ese entonces había una estrella para mí, era Oscar de León que era, para los que conocen, un contrabajo pero eléctrico, él toca el bajo baby, entonces yo siempre tuve la intención y la motivación fue por eso, por tocar el bajo eléctrico.

Yo quería verme como él, tenía esa visión con la salsa y este cuento. En ese entonces, lo más parecido que encontré en realidad fue el contrabajo y fue algo que me empezó a llenar porque no es solamente un instrumento acompañante, sino que también es un instrumento solista y lo vine a descubrir años después. 

OSNC: ¿Cómo aprendió a tocar este instrumento?

J.J: El triángulo, como casi todos los instrumentos de percusión menor, se aprenden en la práctica, no tienen mayor cantidad de recursos técnicos, lo aprende uno cuando se está haciendo práctica de grupo, de cámara o practica orquestal, ahí se aprende.


Roberto Milanés, contrabajista OSNC     Foto: Archivo OSNC

R.M: Bueno, yo entré al Conservatorio de música, me recibió el profesor Hernando Segura, el profesor titular de la carrera. Lógicamente siempre, durante los procesos, los compañeros de uno hacen una gran labor en cuanto a intercambiar información y toda la experiencia que esto implica.

Mi primer maestro fue el maestro Hernando Segura, después estudié con Alexander Sankok quien es un contrabajista ruso que todavía está en la Universidad Nacional y hasta hace un mes, casi, estuve en Estados Unidos estudiando.

Es algo que siempre se está estudiando, la música no para. Yo creo que uno nunca deja la música, si no que la música a la final es la que deja a los músicos atrás si no están ahí. 

OSNC: ¿Qué dificultades tiene interpretar este instrumento?

J.J: De pronto manejar las dinámicas, porque son instrumentos más sonoros y a veces o generalmente en las obras, el triángulo acompaña a las cuerdas que son instrumentos que se encuentran muy lejos de donde se sitúa la percusión, entonces aprender a atacar simultáneamente con las cuerdas, eso es como lo delicado pero es una cuestión más de práctica.

R.M: Realmente sería lo grande, como se ha visto es un instrumento muy grande, tal vez con un violín con abrir la mano ya vas a encontrar muchas notas, muchas posibilidades de registro y toda la cosa. Pero acá para hacer un tono en términos musicales hay que hacer un esfuerzo para hacer un tercero, una cuarta, una octava, todavía más, o si son más altas o agudas es mucho más esfuerzo.

OSNC: ¿Qué se siente ser parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia?

J.J: Pues fue mi sueño desde que empecé con la música, cuando era un niño. Mi sueño era ser músico y pertenecer a una orquesta y que mejor que la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

R.M: Realmente es un orgullo ser parte de la Orquesta Sinfónica Nacional, es como estar en la selección Colombia, tal cual, es algo que todo músico joven sueña y uno cuando esta viejo quisiera también aportar. Yo creo que es eso y buscar un legado, buscar una sonoridad, un aporte para la música, para todo. Hay muchas cosas ahí, incluidas, inmersas en esto de tocar para la Orquesta Sinfónica Nacional. 


Juan Jacobo Restrepo, percusionista OSNC     Foto: Archivo OSNC/María Alejandra León


OSNC: ¿Cuál es el papel fundamental de su instrumento en la Orquesta?

J.J: La percusión hace parte de la sección rítmica de la orquesta y tenemos dos funciones principales, ayudar mucho en dar un poco más de carácter a los diferentes requerimientos de la obra que se está tocando.

El resto de instrumentos de percusión tienen eso, aportan diferentes colores a la música; entonces un bombo puede enfatizar ciertos colores oscuros o graves de la orquesta.

Son instrumentos que no producen sonido como tal pero si son instrumentos que agregan calidad de color a la música, tenemos la posibilidad de tener todos los registros, desde un instrumento muy oscuro hasta un instrumento muy claro, como el triángulo o también los platillos. El triángulo también agrega eso, es curioso, siendo uno de los instrumentos más pequeños puede ser uno de los instrumentos más sonoros de todos porque en el registro que está no hay nadie que lo tape. Entonces es un instrumento que siempre va a sonar.

R.M: El contrabajo en la orquesta, es la base, es el fundamento, es como construir un edificio, sobre esas bases es que se va a construir un edificio alto, bonito, atractivo, es lo que uno quisiera y que se construye bajo esa base de los bajos.

OSNC: ¿Qué recomendaciones le gustaría hacerles a las personas que quieren ser intérpretes de este instrumento?

J.J: Les daría ánimo, que se acerquen, que estudien, pues hay muchas posibilidades. Algunos hemos tenido la oportunidad de terminar en una orquesta profesional pero la percusión es un instrumento que en esta época tiene un cantidad de posibilidades para cualquier interprete, yo los animaría, es una buena opción.

R.M: Escuchar música, le tiene que gustar la música en general. Muchas veces las personas se meten en el contrabajo para acompañar, creo que eso es una visión errada, tenemos que incluirnos en una fusión de sonidos que están en una constante evolución.

A veces los instrumentos que aparentan ser los líderes de una melodía, realmente están sujetos a volverse acompañantes. Yo creo que vale la pena que los jóvenes y los aspirantes al contrabajo escuchen música de todos los géneros porque hoy hay una línea transversal en la música.

Ya no es como antes que la gente decía: no, tú eres músico clásico o eres músico popular o rockero o salsero, lo que sea. Toda la música se encuentra unida, es algo único, el idioma universal, de hecho.

martes, 30 de octubre de 2018

Entrevista a la violinista Angélica Gámez

Un homenaje al papel de la mujer en la música y en la sociedad

Angélica Gámez, violinista | © Archivo Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia

La violinista Angélica Gámez fue la solista invitada para el concierto Féminas de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, realizado en el mes de septiembre del 2018, en el Auditorio Fabio Lozano de la universidad Jorge Tadeo Lozano.


Un evento musical lleno de poder femenino que contó con Lina González-Granados como directora de orquesta invitada, con la violinista Angélica Gámez y con Eleonora Rueda como música clavecinista invitada. Es así, como la Orquesta a través de este concierto, invitó a aplaudir a las mujeres por todo su valioso aporte en la cultura y en la sociedad.

Foto: Alejandra León / Archivo Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia


En Féminas interpretaron el concierto para violín en Si bemol mayor de la italiana Maddalena Laura Lombardini Sirmen, una de las mujeres más destacas en la música clásica y quien tuvo maestros como Antonio Vivaldi o Giuseppe Tartini, además de recorrer Europa dando conciertos y siendo catalogada en París y Londres como una intérprete “brillante y elegante”.

Por todo lo anterior y a propósito de este espectacular concierto, el colectivo Tadista Labios de Orquídea; agrupación que busca promover el diálogo y la reflexión en torno a temáticas de género, entrevistó a Angélica Gámez, principal encargadade segundos violines de la Sinfónica Nacional, para conocer un poco más de cerca a esta gran artista colombiana. 


Foto: archivo Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia

Entrevista:

Luisa María Perdomo: El día de hoy me encuentro con una gran representante de la música colombiana, Concertino asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y considerada la mejor violinista del país, ella es Angélica Gámez.

¿Cuál es tu compositora favorita? 

Angélica Gámez: Madalena Lombardini.

LMP: ¿Intérprete favorita?

AG: Anne Sophie Mutter.

LMP: ¿Artista favorita?

AG: Hilary Hahn.

LMP: ¿Tu obra favorita?

AG: Partitas y sonatas de Johann Sebastián Bach.

LMP: Ser mujer en la escena sinfónica ¿fácil o difícil?

AG: Difícil

LMP: ¿Por qué?

AG: Si quieres llegar a ser líder, hay que con mucho esfuerzo y con muchas capacidades lograr convencer a un jurado, no siempre es fácil.

LMP: ¿Cuál es el principal aporte de la mujer a la música sinfónica?

AG: Bueno, desde la primera aparición en la Filarmónica de Berlín,  que fue una orquesta que tenía completamente vetada a la figura femenina porque creían que no eran capaces porque creían que el hecho de dar vida, por ejemplo, impedía sus capacidades artísticas. Desde el primer momento donde se abre esta oportunidad a la mujer se dan cuenta que el equilibrio, la belleza, que la forma de interpretación trae un plus a la música clásica.

Por Luisa María Perdomo
Periodista del colectivo tadeista Labios de Orquídea

jueves, 11 de octubre de 2018

Entrevista a la oboísta Viviana Salcedo

La vida en clave de sol

Viviana Salcedo interpreta el oboe desde que era una niña. Lo conoció en su natal Villavicencio, en una época de pocas opciones para la formación musical. Hoy, orgullosa, integra la Sinfónica Nacional de Colombia, que este 2018 celebra 15 años de fundación.

Foto archivo de la artista Viviana Salcedo.
El afiche pende aún de una de las paredes de su casa en Villavicencio. La figura de Irvin Hoffman, imponente, con su batuta en alto, domina la imagen. Se conserva intacta desde hace 17 años, cuando la Orquesta Sinfónica, entonces dirigida por este maestro estadounidense de corazón latinoamericano –fallecido en marzo pasado–, llegaba por primera vez a la capital del Meta.

Viviana Salcedo tendría por entonces unos doce años. Completaba tres practicando un instrumento alargado y de madera oscura, del que nunca había escuchado hablar hasta el día en que lo tuvo entre las manos y al que los niños solían huirle por su complejidad: el oboe.

Viviana asistía, junto a otros 30 pequeños, a los talleres que la naciente Fundación Batuta dictaba en su ciudad con profesores que enviaba desde Bogotá e instrumentos musicales prestados del Colegio INEM, donde ella recibía sus clases. Actividad que empezaría como un hobby para entretener las horas muertas de las tardes.

Un día –recuerda– en medio del alborozo de sus compañeros que se 'peleaban' por aprender a interpretar el violín o la flauta, un profesor le habló del oboe cuya notación se realiza en clave de sol. Le aseguró que con el oboe tendría más posibilidades de destacarse, "precisamente porque era poco común. Pero el problema era que en Villavicencio no existía este instrumento ni tampoco profes que lo enseñaran. El primer oboe que llegó a la ciudad fue justamente el mío. Empecé a practicar sin profundizar mucho hasta que conocí a Andrés Schneider, maestro de la Universidad Nacional. Fue mi primer guía. Y desde que comencé a interpretar este instrumento ya nunca me desprendí de él".

Lo que siguió después lo cuenta con 29 años encima, un amor insobornable por la música y la felicidad de haber alcanzado el "máximo honor" al que puede aspirar un músico profesional en este país: trabajar en la Sinfónica Nacional de Colombia, heredera de una tradición iniciada en 1846, cuyo objetivo es difundir por todo el país la música más representativas del mundo sinfónico.

Su historia inició en 2007. Hoffman aún hacía parte de la orquesta y Viviana fue invitada a participar en ella. Era una especie de sueño largamente aplazado. Interpretar junto al maestro que ella conoció de niña, allá en su ciudad, tan lejano e inalcanzable. "El maestro Irvin era un hombre exigente, pero sin duda uno de los mejores directores con los que puedes trabajar y aprender", asegura la oboísta.

Foto archivo de la artista Viviana Salcedo.


"El maestro Irvin era un hombre exigente, pero sin duda uno de los mejores directores con los que puedes trabajar y aprender"

Dos años más tarde sería contratada y desde 2016 se integraría por completo a la orquesta como música de planta. Trabajo apenas interrumpido por los años que vivió en Inglaterra cursando una maestría en oboe. Este 2018, cuenta feliz, ha viajado junto a la orquesta por distintas ciudades del país y celebró junto a los otros músicos sus 15 años de fundación.

Por los días en los que Viviana conoció el oboe no resultaba fácil que un joven abrazara el camino del arte. Dos décadas atrás, Colombia contaba solo con cuatro escuelas de música. Y en Villavicencio, que por entonces vivía separada de Bogotá por una vía en mal estado y siete horas de distancia, la formación musical llegaría, a cuenta gotas, de la mano de los talleres que la Fundación Nacional Batuta dictaba los fines de semana. Sin sede propia y con instrumentos prestados.

Pero el talento de Viviana y su empeño por aprender un instrumento que otros niños abandonaban con facilidad sorprendió a sus maestros. Y con 14 años se enfrentó al reto de trasladarse a la capital del país para completar su formación, lejos de Julio Salcedo y Doris Agudelo, sus padres, que se ganaban la vida como docentes de bachillerato y que asumieron, entre el miedo y la expectativa, la noticia de ver partir de casa a su única hija para convertirse en música profesional.

"Hoy mi mamá confiesa que en ese momento se llenó de nervios –cuenta Viviana–. Pero yo les había expresado con mucha franqueza que la música era lo que quería hacer en la vida. Ellos me apoyaron y emprendieron el esfuerzo familiar y económico de tenerme en Bogotá y comprar mi oboe, que es costoso. Siempre estaré agradecida por su apoyo".

No sería fácil su 'aterrizaje' en Bogotá. Viviana descubrió pronto que estaba "atrasada respecto a mis otros compañeros, que tenía vacíos teóricos y estaba obligada a estudiar más que los demás; mi mamá incluso me consiguió un CD con canciones de oboe para practicar. Tuve un semestre de preparación y un profesor particular de oboe para poder entrar al Conservatorio de la Universidad Nacional. Era todo un reto, pero mi gran motivación era el amor infinito que sentía por la música".



Foto archivo de la artista Viviana Salcedo.



"Era todo un reto, pero mi gran motivación era el amor infinito 
que sentía por la música".

En Villavicencio, sus padres seguían de cerca los pasos de Viviana en Bogotá y dialogaban con sus profesores sobre su carrera. Con esfuerzo y gracias a un préstamo reunieron el dinero para el primer oboe propio de su hija, que continuaba firme en su propósito de hacerse artista. "Y en este camino el apoyo de la familia es fundamental. La música es una carrera larga, de sacrificios, costosa, y suele pasar que muchos padres se desaniman en el proceso. Tuve la suerte de tenerlos siempre a mi lado, pese a la distancia, a que estaba muy joven cuando me vine a Bogotá", reflexiona Viviana.

Lo vive de nuevo ahora, desde una orilla distinta, como profesora en la Universidad Central y la Universidad Javeriana de varios chicos que –como ella– lo dejaron todo para dedicarse de lleno a la música y se preparan para asumir esta carrera profesionalmente. "Hay alumnos que se retiran por falta de recursos económicos. Hoy ha cambiado el panorama un poco porque historias como la mía demuestran que sí es posible vivir de la música, de que es una profesión como cualquier otra".

Ahora, cree más que nunca que este país necesita más y más jóvenes entregados al arte. "A mí me tocó una época dura; y creo que me ayudó el hecho de vivir en una ciudad relativamente cercana a Bogotá. Si hubiese vivido en Amazonas, por ejemplo, mi destino habría sido otro, sin duda. Por eso, aplaudo que existan iniciativas como Viajeros del Pentagrama, porque la idea es descentralizar la formación musical de las grandes ciudades. El arte debe ser accesible para todos, para ese niño que vive hasta en la región más alejada, sin importar su estrato o raza. En la actualidad, tú ves muchos más jóvenes llegando desde regiones como Villavicencio y en mi propia ciudad hay más instrumentos, más profesores y más programas de formación. Eso me hace sentir feliz".

Foto archivo de la artista Viviana Salcedo


Sería allá, en Villavicencio, donde Viviana terminaría por entender el sentido de su lucha por convertirse en música, pese a tantos obstáculos. En marzo de este año se presentó en Villavicencio gracias a la Gira Sin Fronteras de la Sinfónica Nacional. Entre el público alcanzó a reconocer algunos de los que fueran sus compañeros de clase por los días en los que tímidamente, de la mano de la Fundación Batuta, se acercaba al oboe. También a sus papás. Un viaje a la semilla.

La gente suele pensar que la música clásica es lejana, privilegio de unos pocos, piensa Viviana. "Pero en esta gira daba emoción ver a tantas personas haciendo fila para entrar al teatro, el parque o la iglesia donde nos presentaríamos. La gente está ávida de cultura y en parte la misión de nosotros, los músicos, es acercar el arte a la comunidad. Cada vez que pienso en eso, siento que todo el esfuerzo ha valido la pena".

Por Lucy Lorena Libreros
Periodista cultural. Viajeros del pentagrama

jueves, 4 de octubre de 2018

Entrevista al director musical Alejandro Roca


La importancia de la música en la zarzuela "Los Gavilanes"


Fotografía del archivo del maestro Alejandro Roca

Los Gavilanes es una exitosa zarzuela que se estrenó en España en los años 30 del siglo XX, y es considerada una de las obras más relevantes del gran compositor español Jacinto Guerrero y su compatriota, el guionista José Ramos Martín.

Una historia de amor, exilio y dinero que casi un siglo después, sigue vigente. Por eso en el mes de octubre de 2018 en Bogotá se presenta la obra en el Teatro Colón y el público tiene la oportunidad de apreciar las interpretaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Coro de la Ópera de Colombia bajo la dirección musical del maestro Alejandro Roca; junto a las actuaciones de Cristina Faus, César San Martín, Nancy Rodríguez, Carlos Cárdenas, Manuel Franco y Karoll Márquez, con la dirección escénica de Ignacio García.

Sin duda, la música en la zarzuela tiene gran protagonismo, y por tratarse de un género que mezcla teatro, canto y música, la dirección musical requiere de un trabajo preciso y minucioso que aporte a la trama y narración de la historia.

En esta entrevista, el director musical Alejandro Roca, nos explica el enfoque contemporáneo que tiene esta gran historia.

¿Cuál es el papel de un director de orquesta dentro del montaje de la zarzuela?

El papel del director de orquesta, que al mismo tiempo es el director musical, es tener un concepto claro sobre lo que quiere de la obra, del significado que tiene y del resultado musical que quiere con anterioridad.

Es unificar criterios; cada una de las personas que hacen parte de esta obra tiene una idea, cada uno es un artista, tiene una personalidad y una idea de lo que debe ser la obra;  por ello, la labor del director, en este caso musical, es unificar criterios y llegar a un tipo de acuerdo en común de lo que queremos, de cómo queremos cantar una frase, de cuál es la dinámica, el color y el matiz específico que tiene cada frase, tomando por supuesto las iniciativas que vengan de los solistas, de la misma Orquesta pero unificado para que tenga unidad de criterio.

Además debe tomar decisiones; creo que es importante, tiene que haber una persona que tome las decisiones finales y que decida que se va hacer, de esta manera, hay que tener un concepto claro y sobre todo oír a los demás para llegar a crear acuerdos muy importantes.

En el caso de Los Gavilanes ¿nos puede describir brevemente de qué trata esta zarzuela y cómo incide la música en esta producción?

Esto es una zarzuela de las clásicas, súper tradicionales, de las más representadas del repertorio de la zarzuela y trata la temática de una persona que salió de su pueblo por necesidades económicas, se vino a américa, fue al Perú a hacer dinero y vuelve a su pueblo cargado de riquezas y encuentra no solamente a su amor de infancia, sino que también a su hija, entonces se enamora de la hija de su amor de infancia, lo que generó el rechazo de su pueblo.

Ésta es digamos, la trama principal, que por supuesto trae consigo uno de los muchos de los temas que hemos querido resaltar con el director de escena que son el tema de la inmigración, el dinero, el poder, son temas prioritarios. Hemos hecho una versión muy centrada; de estos temas y hemos sacado muchísimas historias paralelas que habían, costumbristas, chistes de la época, cosas que no se entendían mucho y que distraían de ese gran drama principal y de ese gran elemento que es el volver, la nostalgia y reencontrarse con su pueblo en una situación diferente.

La música resalta esto todo el tiempo, es una música profundamente lírica melódica con temas que se repiten en todas la zarzuela, algunos personajes tienen sus melodías, la copla del tenor que cuenta un poco de manera metafórica el tema de “cuídate palomita que viene el gavilán”, haciendo alegoría a lo que pasa con Rosaura y Juan, entonces son cuatro o cinco melodías muy reconocibles que el público se va a ir cantando al final a la casa porque suena todo el tiempo y que reflejan cada situación en una música profundamente teatral.


Foto sacada del archivo del Teatro Colón

¿Cómo es la participación de la Sinfónica en esta zarzuela?

En esta, y en todas, por supuesto, la Orquesta es un elemento prioritario porque es un elemento constante.

En esta producción aún más porque hemos recortado la parte de diálogos al mínimo, entonces prácticamente todo el tiempo, de la hora y cuarto que dura el espectáculo, toca la Orquesta, sea como actor principal o como acompañamiento de los diálogos, porque hemos distribuido los diálogos en su gran mayoría con fondos de música orquestal.

Es una música profundamente melódica y pegadiza pero la ventaja de tener una orquesta del nivel de la Sinfónica Nacional es que se puede oír esto interpretado al más alto nivel. La zarzuela durante mucho tiempo se hizo en algunas condiciones difíciles donde no siempre había orquestas muy buenas; pero la calidad de los solistas y de la orquesta que tenemos hace que la música realmente cobre el realce que se merece, con lo cual, yo creo que la Orquesta es un gran protagonista porque está tocando prácticamente desde el primer minuto hasta el final.

Cómo director musical ¿cuál es su mayor reto en esta producción?

Yo creo que el mayor reto desde el punto de vista musical y también escénico ha sido contar la historia de una manera como la creemos que es, una historia mucho más profunda;  un poco filosófica, un poco melancólica, quitando un poquito de la parte folclórica, un poco pachangera que puede tener en algunos momentos.
Hemos querido darle a todo un carácter mucho menos acentuado y mucho más lírico, mucho más melódico, de alguna manera un punto más reflexivo y más nostálgico; entonces para muchos de los integrantes del Coro, de los solistas, de la misma Orquesta que la habían tocado antes, es enseñarles un poco otra visión, otra manera de tocar las mismas notas sin cambiar nada pero mostrarles que hay otras posibilidades de articulación, de dinámica, de fraseo que también funcionan para esta música y que le dan un carácter como digo, más intimista y reflexivo.

Siendo un género lírico-teatral musical que entendemos tiene más de 120 personas en escena; casi 70 músicos de la Orquesta ¿cuéntenos cómo se logra la sincronía entre un director musical y un director de escena?

Es buena pregunta; yo creo que en esta producción, como debería ser en todas pero no siempre se cumple, hay muy buena sintonía, ante el director musical que soy yo y el director de escena que es Ignacio García, hablamos muchísimo previamente, desde hace casi un año que estamos hablando de que queríamos contar, cómo lo queríamos contar, de cómo queríamos hacer la versión, de cómo nos imaginamos cada escena desde el punto de vista  visual, que es él como director de video, y el punto de vista de audio, que sería yo, y cómo se compaginaba; entonces llegamos a muchos acuerdos, inclusive, durante el periodo de ensayos también hay cosas que hay que decidir cómo hacer, creo que hay muchas conversaciones allí.  

Lo siguiente es saber que esto es un tipo de montaje que se ensaya por partes, o sea, primero uno trabaja, por ejemplo, solo con los solistas sólo con el piano, luego con el Coro solo junto al piano, se trabaja con la Orquesta sola al principio y luego va como juntando fuerzas, lo mismo el director escénico, él trabaja previamente con el escenógrafo y la diseñadora de vestuario para ver que concepto quieren, se mandan bocetos, luego empiezan a ver texturas de telas, de colores, es un trabajo que se hace al principio muy separado y en las cuatro o cinco semanas finales se va juntando todo poco a poco, como dije yo, con un criterio y con una dirección, pero la idea es también respetar la personalidad de cada uno de los integrantes.


Foto tomada del archivo del maestro Alejandro Roca.

Cuando la gente asiste a la zarzuela Los Gavilanes ¿qué momento musical considera usted más importante?

Yo creo que son muchos pero yo recomendaría especialmente el final del segundo acto, que tiene mucha fuerza porque es la parte donde el pueblo rechaza el hecho de que esta persona pretenda comprar todo con dinero y ellos, de una manera muy enérgica, con toda la masa coral en un gran concertante lleno fuerza, le expresan su rechazo a esta persona que de alguna manera viene a querer comprar hasta los sentimientos con dinero, es un momento emocionalmente súper fuerte y que desencadena rápidamente en el final de la obra que no voy a contar (risas).

¿Por qué vale la pena asistir a este evento?

Yo creo que vale la pena asistir porque primero, es un título conocidísimo de la zarzuela, que le gusta a todos los públicos tradicionalmente, o sea, la gente que antes ha visto ‘Los Gavilanes’ va a reconocer toda la música y va a ver una nueva versión y una puesta en escena que no tiene nada que ver con las versiones que se han visto anteriormente de la misma. Y las personas que no, tienen primero, la oportunidad de conocer el Teatro Colón que es maravilloso y segundo, encontrarse con una obra compacta que dura solo una hora y cuarto que puede ser una manera muy interesante de aproximarse al género. Es completamente en español entonces vale la pena porque es algo que estoy seguro que va a enganchar de principio a este género y va a servir como puerta para ver otras obras después.

Son cinco funciones en una semana: desde el 29 de septiembre hasta el 7 de octubre en el Teatro Colón de Bogotá, donde ‘Los Gavilanes’ intentaran deleitar al público con esta historia.



martes, 18 de septiembre de 2018

Deportistas del arte

El músico es un deportista del arte

Médico experto habla sobre la importancia de prevenir lesiones


La música es una de las disciplinas más bellas que existen y es importante resaltar que su práctica requiere dedicación, esfuerzo y trabajo duro. Quizás, para el público no siempre es fácil reconocer el trabajo que hay detrás del escenario.

Los músicos, previo a sus conciertos, dedican varias horas de ensayo, extensas jornadas de estudio e incluso exigentes giras que requieren un importante esfuerzo tanto físico como psicológico.

La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, consciente de esta situación, invitó al español Tomás Martín López, especialista en ergonomía de prevención de lesiones del Conservatorio Superior de Música de Salamanca, y experto en tratar lesiones específicas en músicos, con más de 25 años de experiencia, para dar una charla a los músicos de la Orquesta, y alertar sobre la importancia de adquirir prácticas preventivas para evitar lesiones.

Archivo Orquesta Sínfonica Nacional.


Consideramos importante extender algunos consejos del especialista Martín López, sobre este importante tema.

ENTREVISTA

Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia: ¿Qué lo trajo a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia?

Tomás Martín López: Llegué para trabajar con los músicos de la Orquesta debido a una solicitud que hay por parte del servicio de prevención de lesiones.

OSNC: ¿Qué está haciendo hoy con los músicos de la Orquesta?

TML: Lo que estoy haciendo con los músicos de la Sinfónica Nacional es hacer unos talleres de prevención que explican las enfermedades profesionales. Cuáles son las más comunes, cómo tratarlas y además, contarles un poco sobre la ergonomía del instrumento y sus posturas.

En estos días trabajamos aspecto sobre biomecánica del instrumento, qué tipos de ejercicios realizar antes, durante y después de la ejecución. Nuestro objetivo es concienciar al músico de que calentar, estirar y llevar una vida saludable es tan importante como tocar bien su instrumento, recordándoles que el cuerpo es el primer instrumento y debemos cuidarlo durante toda nuestra carrera.

Archivo Orquesta Sinfónica Nacional.


OSNC: ¿Cuáles son los principales problemas de salud que sufren los músicos debido a su profesión?

TML: Los principales problemas que sufren los músicos están relacionados físicamente con los músculos y los tendones, se llaman lesiones musculoesqueléticas; es por ello, que es muy importante que los músicos de la Orquesta Sinfónica tengan un mobiliario adecuado. Ahí tenemos que incidir mucho porque pasan mucho tiempo sentados realizando su trabajo.

OSNC: ¿Cuáles son las lesiones que se presentan con mayor frecuencia?

TML: Todas están relacionadas con el sistema musculoesquelético, las conocidas o temidas tendinitis o tendinosis; el caso codo de tenista o bursitis, y cómo les afecta a ellos en su manera de tocar.

OSNC: ¿Qué recomendaciones les daría a los músicos para prevenir este tipo de lesiones en el futuro?

TML: Una parte muy importante de este curso es prevenir, lo cual, es mucho más fácil que curar y lo que estamos intentando hacer es volver visible lo invisible. Cuando el público va a un concierto de una orquesta sinfónica a parte de la perfección del sonido, observa cómo el músico cuando toca, realiza un esfuerzo muy importante. Tenemos que intentar hacer concienciar al músico de que es un deportista, un deportista del arte y por lo tanto, tiene que tener las mismas medidas preventivas.
"En promedio el 75% de los músicos sufren lesiones debido a su trabajo durante toda su carrera" Tomás Martín López.
Taller de prevención de lesiones.


En promedio el 75% de los músicos sufren lesiones debido a su trabajo durante toda su carrera. Es una de las profesiones con el más alto índice de probabilidad de lesión, por lo tanto, debemos incidir desde las herencias de los propios músicos en concienciarse de la importancia de cuidar su cuerpo.

Profesionales como Tomás Martín López dedican su tiempo a tratar estos problemas físicos, y aún más importante, invitan a generar un cambio de pensamiento para que los músicos puedan seguir deleitando a la audiencia de una forma más saludable.